Teacher's Day

20:28:00




A lo largo de mi vida y sin contar a mi madre que fue mi mayor maestra, tuve tres maestras que me influenciaron mucho. últimamente me he dado cuenta que en esta azarosa vida que me ha tocado, de repente ya llevo 5 años viviendo de ser maestra. Y no creo que sea casualidad que hoy sea maestra de inglés cuando las 3 maestras que más tocaron mi vida lo eran. Este es un pequeño tributo a ellas y también la breve crónica de cómo me convertí en maestra sin querer.

Cuando tenía cinco años empece a estudiar inglés. Estaba en preprimaria y usábamos un libro morado con un conejo enorme dentro de un sombrero en la portada. Recuerdo que aunque hacía todas las tareas nunca sacaba diez. Años después descubrí que aunque era un libro para colorear, tenía instrucciones precisas sobre los colores que yo por supuesto me encargaba de no seguir.
No era rebeldía, sino que honestamente no entendía nada. Eran simples oraciones que yo ya podía leer pero que de cualquier manera no entendía. En la supuesta graduación entregaban estos diplomas en los que sólo podías sacar primer o segundo lugar para que no nos sintiéramos mal. Saqué segundo lugar en Inglés.
Hubo además una presentación final donde nos pidieron que nos aprendiéramos "It's a small world". Apenas y sabía leer en español. Recuerdo noches de frustrame (porque sí fui así desde niña) tratando de memorizarla; aderezadas con noches en que mi abuelita lo volvió algo divertido burlándonos de no saber pronunciar nada en absoluto. Me la memoricé completa con la pronunciación tal cual se leería cada palabra en español. Nunca quise saber más de esa canción.

Al empezar la primaria mi mamá me cambió a una escuela que se acababa de mudar al sistema bilingüe. Teníamos medio día en inglés y la otra mitad en español.
La mitad de inglés era una tortura para mí. La maestra hablaba inglés todo el tiempo y no entendía nada. Mi yo intensa de seis años salió llorando en su primer día. Le dije a mi mamá que jamás le iba a entender al inglés y que cambiarme de escuela había sido una mala idea. Me contuvo. Me explicó que era un proceso y que poco a poco, sin darme cuenta, lo iba a ir entendiendo.

Para segundo de primaria organizaban concursos de distintas materias por generación. Gané el de inglés. Y eso me motivó un chingo para seguirlo aprendiendo. Se volvió mi mitad favorita del día. Llevábamos cuatro libros distintos y todos me encantaban. Comencé a escuchar más música en inglés y sobretodo a entenderla.

En esta época de mi vida (primaria) fue cuando conocí a Miss Patty de Science (cuyo apellido lamentablemente no recuerdo porque así la conocíamos). Nos queríamos mucho. Su materia era de mis favoritas y a mi corta edad vivía en shock con las cuestiones de las que nos enseñaba. Una vez en clase nos explicaba algo sobre la orina. Todos reaccionaron con asco pero ella nos explicó que la orina no tenía nada de asqueroso, que era una forma en la que el cuerpo de hecho se limpiaba. Nos enseñó a tratar a los animales con respeto. Recuerdo que cuando algún pajarito se estrellaba contra las ventanas se lo llevábamos y ella lo ayudaba a sanar o nos enseñaba a enterrarlo. No imagino como una mujer tan libre enseñaba en una escuela tan cerrada. Era muy sabia y sensible. Alguna vez detectó que alguien me molestaba y supo a tiempo resolverlo. Yo me sentía muy cobijada por ella. Cuando acabó la primaria me regaló un adorno hecho de conchitas de mar que aún conservo.

Para secundaria dejamos de trabajar en mitades y ahora la mitad de las materias eran en inglés. Llevaba algo de ciencias, literatura y artes en inglés. La gran mayoría de los maestros dejaban mucho que desear pero yo aprovechaba para practicar el idioma. En esa época conocí a Miss Tillie. A la fecha creo que ni yo creo en mí de la misma manera que ella lo hacía. Hicimos click de inmediato. Quizá otros la recuerdan como una maestra muy estricta pero conmigo era un amor. Mucha gente nunca supo pero en algún momento, miss Tillie creyó que yo era una niña superdotada, o de perdida una niña índigo. A veces en las clases ya que terminaba mis actividades me ponía a hacer tests de inteligencia. Claro que nunca saqué los puntajes necesarios (jaja) pero no saben la motivación que eso me dio. A veces cuando me siento triste recuerdo que ella alguna vez creyó que yo era una genio y se me pasa. Siempre tendré un lugar especial en mi corazón para ella.

Al pasar a prepa me frustraba un poco que sólo tuviéramos Inglés como una materia más pero me encantaba estar en Avanzados donde veíamos gramática más complicada. Conocí a mi maestra favorita de la prepa. Ella hizo que mis tres años de prepa fueran una de las mejores épocas de mi vida. Poca gente ha creído en mí como la Miss Mari Carmen. Me compartió su proyecto más importante y a partir de él crecí bastante. Conocí capacidades en mí que no sabía que tenía e incluso hice (sin saberlo) mis primeros pininos como maestra.
 Casi antes de acabar la prepa, me motivó para presentar mi examen de certificación un nivel más alto del que yo planeaba presentar. No creía poder pasarlo pero ella insistió. Lo aprobé. Una vez me comentó que ese examen me serviría por si alguna vez deseaba dar clases de Inglés...

Entre a la universidad y metí de nuevo el inglés ahí mismo. Me salí al poco tiempo cuando me di cuenta que el nivel en ese entonces, no era ni bueno, ni avanzado, ni mucho menos muy útil. Dejé un tiempo el inglés por la paz.

Un día platicaba con mi amigo íntimo personal Mau Sánchez (jjiji) que me comentó que estaba por presentar su examen de certificación de inglés. Le platiqué del mío y me preguntó por qué aún no me certificaba para dar clases. Desidia, supuse. Pero había algo más. Yo jamás me imaginé dando clases. No sentí que tuviera esa paciencia para hacerlo. Al poco tiempo de eso, tomó su curso de preparación para maestros y le gustó tanto que no paró de motivarme hasta que me convenció.

Qué fuerte momento para mí. En el curso descubrí no sólo cuáles fueron las claves que me ayudaron en mi aprendizaje sino que descubrí además un amor por la enseñanza que no sabía que tenía en mí. Un maestro cuyas clases aterrorizaba me dijo: "No pensé que te fuera a ir bien en tus prácticas de maestra pero me sorprendiste, eres una natural".

En cuanto salí del curso tuve mi primera oportunidad de dar clases y no he parado ever since. 
Qué belleza, de verdad. Y qué difícil. Qué difícil es estar del otro lado cuando sigues siendo alumna. La lluvia de veintes no ha parado.  

Hoy vivo enamorada de la enseñanza. La enseñanza me ha devuelto mucho más de lo que yo le he dado. Estoy feliz además de vivir de algo que amo tanto como lo es el inglés. El inglés me ha dado de comer física, mental y hasta espiritualmente. Me ha abierto el mundo y los ojos a nuevas experiencias que no cambiaría por nada. El cambio lo he sentido sobre todo este último año que comencé a trabajar con niñas y niños. Antes lo he dicho. Trabajar con ellos me está ayudando a sanar y entender cosas de la Ceci niña que nunca trabajé. Me confronta a diario con mi adultocentrismo y me enseña harto de empatía.

También he aprendido mucho de mis compañeras de trabajo. Miren que yo le he hecho a casi todo. Que si al diseño, que si a la psicología y hasta al drag. Pero nunca me había quedado tan claro lo que es TENER VOCACIÓN, hasta que conocí a mis compañeras de trabajo. Es un wow infinito ver todo lo que hacen por y para las infancias. Justo he sanado también mil cosas a partir de entenderlas desde mi ser niña. A veces de adultas repetimos en voz alta los problemas que teníamos cuando niñas y se nos hacen pequeñitos pero se nos olvida comprender que esa edad nosotras también éramos pequeñitas y esos problemas se nos hacían enormes. Entender esto ha hecho toda la diferencia. Lo que es más, ver el esfuerzo que están haciendo para seguir trabajando con y a pesar de la contingencia me tiene muy conmovida.

Al día de hoy llevo casi 5 años viviendo y desenvolviéndome de la enseñanza y espero que aunque el día de mañana me dedique a otros temas, nunca pare de enseñar. Los caminos del enseñar y el aprender han sido extraños pero muy ricos. Entiendo más de mí y de los demás que cuando empecé. Entiendo más que nunca que no importa qué estés enseñando siempre y cuando toques la vida de a quienes enseñas y permitas que sea recíproco. Nunca sabes cuánto va a influenciar una palabra o una acción más que la materia que sea que estás dando. A mí me llevo a seguirles el paso a tres increíbles mujeres y me inició en un camino personal de autoconocimiento y sanación. En un Día del Maestro tan peculiar como este, espero ellas la estén pasando muy bien y le mando a todo quien se dedica a ello una bonita felicitación.


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