BÉSENSE, plis.

23:45:00

Nunca había entendido la discriminación sutil tan bien como hoy. Estaba (como siempre) en una fila para hacer un trámite (para variar). Y enfrente de mí estaban dos chicos que platicaban sobre los amigos de uno de ellos. El chico que escuchaba atento al otro, se dio cuenta que los estaba observando y se apartó un poco del que hablaba. 

(Imagen tomada del muro de la Fanpage 
"El Clóset es para la ropa, no para las personas")


Me sentí entrometida y voltee hacia otro lado. Me esperé un rato y volví a encontrarlos con la mirada. El chico que me había visto le dio una especie de mordida en el hombro al otro chico que ni lo peló y siguió platicando. Después de morderlo, se separó rápidamente y volteó a los lados para encontrarme otra vez mirándolos. ¡Mierda! Siempre me cachan mirando. Miré hacia otro lado tratando de entender su ansiedad. ¿Qué tenía de malo estarle mordiendo el hombro a su novio, crush o lo que fuera? No es como que se estuvieran agasajando para que uno dijera: bueno ya, es demasiado PDA o algo. Pero entonces recordé que estamos en México. Traté de recrear en mi mente, qué hubiera pasado si el chico se hubiera tardado más en morderlo, si no se estuviera cuidando de no ser visto o incluso si se hubiera atrevido a besarlo.

Hace relativamente poco, hubo mucho debate dentro y fuera de la comunidad cuando salió la película (penosamente) mexicana Pink. Pepe y Teo sacaron además un video con Jacqueline L'Hoist, presidenta del COPRED (Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México). En este video da su opinión sobre la película y atinadamente explica sus factores discriminatorios. En el minuto 13, L'Hoist relató su reacción y la reacción de otras personas en la sala de cine al terminar la película. Muy serena habló de un punto que tocó mi corazoncito tolerante. Un voto de confianza. Sugería darle un voto de confianza a la la ciudadanía de la capital y sobre todo a aquellos que al acabar la obra y sin necesidad de tanto análisis sabían que lo que acababan de ver no era real. Súper sí. Al final, adereza todo este bello pensamiento cuando menciona un argumento que debiera ser obviedad: Los derechos humanos no se votan.  

 Volviendo al beso, qué pinche dolor me dió pensar en lo que tienen que pasar. Cuando beso a mi novio jamás me tengo que detener a pensar si alguien nos va a venir a molestar. No tengo que mirar varias veces para asegurarme que nadie nos ve. No tengo que esconderlo detrás de columnas para darle un beso apurado que nos sepa a exclusión. Y lo entiendo. Es cuando entiendo a ese chico. ¿Qué tal que una persona se acercaba a decirles que eso estaba mal? No iban a faltar los señores self-haters closeteros que hasta pudieran insultarlos o tomar su distancia. Y mi especie favorita para detestar: los fanáticos religiosos homofóbicos, no se harían esperar deseosos de entre regañarlos y evangelizarlos. Y quizá nada de eso pasaba, but then again, están en México y existe aún la posibilidad de que se dé. Y lo entendí. Qué hueva tener que estar lidiando con tanta homofobia. Prefería tomar sus precauciones que tener que lidiar con tanta escasez de cerebro.

Entiendo la secrecía, entiendo la persecusión pero por mi parte les prometo no ser bystander si los empiezan a joder. Prometo actuar siempre y todas las veces que alguien los quiera molestar por estar juntos. Deseo que llegue ese día donde puedan caminar por la calle sin que un(a) ignorante les grite peyorativos. Donde se puedan pinches besar donde quieran cuando quieran. Donde no los tenga que ver tristear cuando me cuentan cómo lo tomó su familia. Hoy les quiero decir que de verdad en este camino de búsqueda de la tolerancia me he encontrado con mucha gente que piensa igual. Que acepta y abraza la diversidad sexual pero que además está dispuesta a protegerla y defenderla. Vaya, hoy les quiero decir que yo sí le quiero dar ese voto de confianza a la humanidad. Yo sí sé que tenemos que llegar a ese punto donde se besen y nadie se inmute, donde no tengan miedo de nada. Donde puedan amar con la misma tranquilidad que otros aman. Por eso, ¡bésense! Bésense y que nadie los detenga. Bésense con la tranquilidad de que habemos mucha gente que vamos a morir luchando porque ese beso sea tan libre como cualquier otro. Bésense que sin importar los homófobos, siempre van a tener una persona consciente de su lado que no los va a dejar ser jodidos por otros. Pero, bésense, para que en un futuro no teman jamás de besar.

[-Por si eres un homofóbico en algún grado. Por si te falta un poco (chingos) de empatía. Por si jamás te has preguntado qué pasaría si fueras el perseguido y no el perseguidor. Te dejo esta joya: "Love is All You Need": Ir al corto]

Este texto va dedicado para todos mis amigos que entre lágrimas me han contado sus experiencias de discriminación. Todo mi amor y mi luz para ustedes. Los admiro un chingo. Gracias por enseñarme tanto.

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